Por: Annette Planells
Movin presenta mañana el estreno de El cuarto poder, una producción cinematográfica panameña que recoge el sentir de diversos sectores de la población acerca de la corrupción. Esta producción nos lleva a reflexionar sobre el principal problema que debemos vencer como sociedad, y nos muestra un camino para hacerlo.
La película la estrenamos justo ahora, cuando se acerca la hora de la verdad. Estamos a 14 días de saber a quiénes favorecerán los panameños con el voto. Por un lado, parece que queda muy poco tiempo para concienciar a los ciudadanos sobre la enorme responsabilidad y oportunidad que tenemos de generar un verdadero punto de inflexión en nuestra historia; por otro lado, queremos que esto pase rápido para conocer a quiénes los ciudadanos mandarán para su casa, y a quiénes elegirán para limpiar la Asamblea.
Decía Jaime Bayly, en su artículo “Goma de mascar”, en la revista virtual Infobae, que la política no es para corderos; es para lobos. Me hizo recordar los libros de los Juegos del hambre, en los que todos eran tratados como héroes, festejados con banquetes y manjares, hasta que al final se mataban entre ellos y solo uno sobrevivía.
Sí, la política es una actividad ingrata y muchas veces provoca tirar la toalla y dedicarse a otras actividades menos conflictivas y más glamorosas. Es una actividad incomprendida, en la que el cinismo nos hace desconfiar de cualquier persona que intente participar, y nuestros intereses nos hacen buscar todos los defectos y problemas de los que se atreven a participar. En cambio, dedicamos poco tiempo y espacio para aplaudir a aquellos que impactan de manera positiva nuestra vida en su paso por la política.
En ese mismo artículo que Jaime escribe desde Perú, nos dice “[...] los dictadores y presidentes terminan presos, prófugos o con arresto domiciliario...”. Lamentablemente, en Panamá tenemos apenas a un expresidente detenido, en un proceso bastante accidentado y demorado; todavía no hemos visto una sola condena a un expresidente o diputado, a pesar de las graves acusaciones que hay sobre muchos de ellos.
El problema es que en Panamá la justicia es ciega, especialmente ciega para los diputados. La falta de efectividad de nuestra justicia ha permitido que muchos de ellos se mantengan en el poder. Sin embargo, este 5 de mayo tenemos la oportunidad única de mandar para su casa a todos aquellos que traicionaron nuestra confianza, aprovechándose de su posición para hacer fortunas y que trabajaron solo para su beneficio personal, no para el país; tenemos la oportunidad de no reelegirlos para impedir que continúen abusando de su poder, descuidando las funciones para las que fueron elegidos.
Tenemos 14 días para investigar quiénes son buenos candidatos en nuestros circuitos, y votar a conciencia. Demos espacio para que nuevos políticos lleguen a la Asamblea. Puede que algunos de ellos se equivoquen en el camino, no lo sabemos, lo que sí sabemos es que si reelegimos a los actuales diputados, seguiremos viendo una Asamblea corrupta y chantajista.
Nuestro rol como ciudadanos es elegir bien y estar vigilantes para que los diputados que escojamos no pierdan el camino. En nuestras manos está cambiar la Asamblea para que recupere su rol de fiscalización y balance de poder que tanta falta le hace a nuestra democracia.
La autora es miembro de Movin y conductora del programa ‘Sal y pimienta’