A medida que pasa el tiempo he visto cómo la tecnología ha entrado a nuestras vidas y avanza a pasos gigantescos; en donde, cuando por fin sabemos la respuesta, nos cambian la pregunta. A las diferentes generaciones que no nacimos con ella, nos ha tocado adaptarnos a los nuevos cambios por distintas razones.
Una de las innovaciones que trajo la tecnología fue la introducción de las redes sociales y los servicios de mensajería instantánea. Estas herramientas nos han permitido comunicarnos, conocer y brindar información de todo tipo, tan rápido como un abrir y cerrar de ojos. Sin embargo, son herramientas que así como son utilizadas de manera responsable, también son utilizadas por algunas personas de manera inadecuada para circular noticias falsas, para insultos y para descalificar a las personas.
Quiero retroceder un poco el tiempo, ya que sé que el irrespeto y la descalificación no empezaron ayer y tampoco con las redes sociales. Recuerdo hace unos años, en el ámbito político, cuando veía (aunque aún se ve) las campañas sucias y negativas entre precandidatos de un mismo partido político y luego entre candidatos para las elecciones generales. No entendía la razón por la cual una campaña de un candidato en vez de solo hablar de sus propuestas, también tenía que incluir una campaña negativa de otro candidato. Luego de recordar esto, ahora me pregunto, ¿será cierto el dicho de “todo lo malo se pega”? ¿Será que las campañas sucias y negativas quedaron en el ambiente y ha venido en arrastre y se han empeorado cada vez más?
Regresando al presente, vivimos en un país en donde todos los ciudadanos podemos expresar libremente nuestras opiniones sobre cualquier tema, sin embargo, en los últimos años he visto cómo las redes sociales poco a poco se han convertido en un ring de “dime que te diré”, en donde si las opiniones, ideas, actitudes, creencias o prácticas de una persona no concuerdan con otra, se recurre automáticamente a los insultos y a la descalificación sin importar nada. Me pregunto, ¿qué ganarán las personas con insultar?
En mi opinión, actualmente estamos pasando por una crisis de credibilidad, en la que por diversas razones hemos dejado de creer en los gobernantes, en las instituciones, en los partidos políticos, en los movimientos ni organizaciones, es decir, no creemos en nada ni en nadie. Les invito a que nos hagamos esta pregunta: ¿tenemos derecho a insultar a una persona y a descalificarla por el simple hecho de que no opine igual que nosotros o que no creamos en ella?
Preguntémonos qué queremos para el país. ¿Queremos una sociedad enfrentada y dividida en donde reine el insulto y la descalificación a diario o un Panamá en donde pongamos todos nuestros esfuerzos en luchar contra la corrupción y tener un mejor país para todos?
No le demos ningún espacio a la ofensa. Practiquemos la tolerancia. Debatamos e intercambiemos ideas sanamente con argumentos y respeto.
¡Luchemos por Panamá!
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